Cuando Escrivá se ofendía si le preguntaban por el hachazo a las pensiones: «¡La duda ofende!»
"La duda ofende, no vamos a recortar en ningún caso las pensiones", afirmó en junio de 2020 en el Senado
La hemeroteca sobre la reforma de las pensiones del verborrágico ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha regresado del pasado como un bumerán en toda su boca.
El 30 de junio de 2020, en un pleno del Senado, Escrivá descartaba que el Gobierno vaya a acometer un recorte en las pensiones, precisamente todo lo contrario a lo que el propio ministro afirmó el pasado jueves en una entrevista en TVE anunciando que los «baby-boomers» tendrían que asumir algún ajuste en su pensión o trabajar unos meses más.
El ministro hasta tuvo tiempo de hacerse el ofendido —»la duda ofende»— a raíz de una pregunta de la senadora de Bildu, Idurre Bideguren, sobre si el Gobierno se comprometía a no realizar recortes en las pensiones.
«Por supuesto, no vamos a recortar en ningún caso», afirmó Escrivá en aquel pleno, mientras se permitía acusar a la oposición de hacer esta pregunta sobre «bases muy débiles».
El ministro lamentaba por aquel entonces que se generasen dudas e inquietudes sobre los colectivos de pensionistas sobre sus derechos y sobre sus ingresos futuros, sobre todo desde el ámbito político y «de forma innecesaria».
El titular de la cartera de Seguridad Social insistía en que en España las pensiones nunca habían perdido poder adquisitivo, salvo en momentos puntuales. Además, José Luis Cuando Escrivá presumía en relación a las pensiones del amplío consenso «altísimo y generalizado» en el ámbito político para asegurar la sostenibilidad, la suficiencia y el poder adquisitivo de las pensiones. Una idílica realidad que apenas un año después parece una quimera tras el carrusel de rectificaciones y medias verdades que el ministro ha utilizado para ocultar la fragilidad del actual sistema de pensiones.
Obligado a rectificar
Un día después de su entrevista en TVE, el Gobierno de Pedro Sánchez obligó a rectificar a Escrivá. «No tuve mi mejor día, está por definir», reculó el ministro explicando que el nuevo mecanismo de equidad intergeneracional, que sustituirá al factor de sostenibilidad, está todavía por definir y que ese recorte no es todavía seguro.
«Se entendieron mal mis reflexiones en voz alta, y todavía quedan cosas por concretar», dijo en tono de mea culpa. Pero lo cierto es que Escrivá no mentía y que sus palabras se habían entendido perfectamente. Según las afirmaciones de Escrivá, los ‘baby boomers’ tendrán que asumir «algo del esfuerzo que hay que hacer de moderación del gasto en pensiones durante un periodo concreto de tiempo». Y, por ello, planteó que podrán «elegir entre varias opciones: una puede ser un pequeño ajuste en su pensión, que sería muy moderado, o alternativamente podrían trabajar un poco más».
Una rectificación poco creíble ya que el Plan España 2050, la propuesta de futuro que guía la política de Sánchez, señala en concreto a los nacidos entre 1950 y 1975 y los califica abiertamente de «desafío» para el mantenimiento del sistema público de pensiones, como ya adelantó OKDIARIO.
Críticas desde la oposición
Las críticas desde la oposición arreciaron tras este enésimo bandazo de Escrivá acerca de un tema tan delicado como las pensiones. Elvira Rodríguez, diputada nacional del PP, señaló a este diario que «era una tomadura de pelo. Estos son los que no iban a tocar las pensiones. Pues ya las congelaron en 2010 y ahora nos avisan de que las van a bajar».
«Las declaraciones del ministro José Luis Escrivá sobre las pensiones de la generación del ‘baby boom’ son un error claramente. Si el problema de las pensiones no se puede arreglar si no se crean dos millones de empleos. Es la única manera. Pero se podría haber hecho alguna otra cosa, como ahorrar con cargo a los impuestos para pagar excesos puntuales en el gasto en pensiones», explicó Rodríguez.
Como publicó OKDIARIO, el borrador del texto de la reforma de las pensiones recogía con toda claridad el propósito del Gobierno de «favorecer la prolongación de la vida laboral”.
«El nivel actual de gasto en pensiones no supone, per se, una carga desproporcionada para el sistema. El porcentaje de PIB que España dedica hoy al pago de pensiones públicas totales es similar al de la media de la UE-27 e inferior al de países de la UE-8 como Austria o Francia. No obstante, el aumento previsto para las tres próximas décadas, una vez lleguen las cohortes más pobladas del ‘baby boom’ a la edad de la jubilación, sí constituye un desafío importante», señala el citado documento.
Según el Gobierno, ese «desafío» «tendrá que ser resuelto mediante el diálogo social, el rediseño de las políticas públicas y una revisión de las realidades materiales e inmateriales que rodean a la jubilación».
El objetivo del Gobierno deja sólo dos alternativas a los futuros pensionistas: aceptar la condición de prolongar su vida laboral o cobrar menos dinero. Justo lo que el Gobierno prometía hace un año que jamás iba a suceder y que el solo hecho de dudarlo era toda una ofensa para el ministro.